¿Cómo mudarse varias veces y no morir en el intento?

Actualmente, muchas personas jóvenes pagan un alquiler porque no cuentan con el dinero suficiente para comprar una vivienda. Y aquí es donde entra en juego uno de los factores que más determina a esta generación: el estrés y la ansiedad que genera el tener que cambiar de ubicación con más frecuencia.

Algunos estudios en el campo de la psicología, determinaron que las mudanzas tienen un carácter muy relacionado con la personalidad. Una persona extrovertida cambiará de casa más veces a lo largo de su vida y estará más abierta a recibir el cambio de manera positiva.

En cambio, para otras, abandonar el espacio seguro puede crear un impacto emocional importante: un cambio de hogar puede afectarnos psicológicamente de la misma manera que nos afectaría una pérdida o un abandono. 

Aunque la mayor parte de las personas no se plantea mudarse en los próximos 10 años, es cierto que la pandemia cambió la tendencia.  

Hay varios factores que se deben tener en cuenta para que este proceso no resulte una pesadilla. En general, lo que más pereza genera es la gestión: las cajas, el papeleo y la organización...

Hacer listas de las tareas pendientes, un inventario de lo que hay en cada habitación y etiquetar bien cada caja evitará quebraderos de cabeza. Adelantar estos deberes con tiempo suficiente es un factor beneficioso para evitar la ansiedad del cambio. Además, es un buen momento para crear nuevos hábitos, más responsables, de cara a la nueva vivienda, reciclando o haciendo limpieza de todo aquello que no es útil.

La planificación es, por tanto, uno de los aspectos más importantes para que a uno no le lleve por delante el estrés de la fecha final. Esta organización a medio plazo también ayuda a controlar el impacto emocional.

Pero no todo son malas noticias ni catástrofes para el estado de ánimo. Generalmente, la mayoría disfruta con el cambio, la catarsis que supone y ese lienzo en blanco que es la nueva vivienda para decorar, empezar de cero y recargar las pilas.